La escritora canadiense Françoise Roy

Por Melissa Nungaray

Rugen las olas, rompiendo firme contra su recuerdo

Françoise nació en Québec, Canadá, en 1959, pero desde 1992 vive en la ciudad de Guadalajara. Es licenciada en Geografía por la Universidad de Florida, sin embargo, decidió que la poesía sería su trazo predilecto. Entre las obras de poesía que ha publicado se encuentran El velo uno/Le voile premier, Mantis/Ecrits des Forges, Guadalajara/Trois Rivières, 2003; Atrás de la máscara, Toluca, IMC (Piedra de Fundación), 2004; Variaciones sobre cinco pinturas de Leonora Carrington, Museo Raúl Anguiano, Guadalajara, 2004 y Sueños en forma de laberinto/Rêveries en forme de labyrinthe, Arlequín/Ecrits des Forges, Guadalajara/Trois Rivières, 2005.

Françoise Roy espera a que el atardecer sea la medida exacta de las palabras compartidas para zarpar muy lejos del tiempo. El camino encuentra su esperanza en la escucha de las olas, allí, donde el viento que palpita recupera el recuerdo de los días en un solo instante al final del viaje. Contemplar para ser o ser para contemplar y hacer llover el paisaje con la pluma, así la escritora y traductora canadiense espera la palabra en las horas inexactas del rojo vivo: “rojo que rojo sangre / es la huella de la quemadura”, que deletrea la inmarcesible naturaleza de lo desconocido.

En su poesía hay corazones pardos y claros que reflejan la luz de la luna y nos salvan de la tiranía de la travesía o errática navegación para extraer la remembranza que ha dejado el polvo en los pétalos del azur: “Un mar congelado: el río de la púrpura / nos lleva a un sepulcro florido, / la dulzura de un néctar / que sólo destilan corolas cultivadas por ángeles”. Todo cielo es ocaso y todo ocaso es cuerpo reflejado que mira de frente lo inimaginable.

Foto: Facebook de Françoise Roy

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