Por Melissa Nungaray
En el entreabrir y cerrar de los días, las cosas siguen su curso irremediable, pero el placer de estar vivo, de estar dentro de lo que aún no se nombra, se encuentra en la poesía. Los momentos salen a la luz y mueren instantáneamente; casi todo se olvida, pero las sensaciones que encienden la memoria refuerzan el lenguaje, la palabra exacta.
Huguette Bertrand es una poeta, con más de 38 obras de poesía, y una buena opción de lectura para este 2024. Su estilo lírico expresa un aprendizaje de lo efímero; en cada figura, transgrede los espacios y marca la diferencia. Cuando el lector se atreve a sentir las imágenes, entra nuevamente al mundo y se reconoce.
Bertrand, en su poema “Paso a paso”, traducido por la poeta Mariela Cordero, nos acerca a lo fortuito, como si una simple mirada hacia atrás nos dejara mudos y, a su vez, nos despertara del sueño, de la carga de los años: “Yo avanzo en el paisaje atemorizado / por los árboles yacientes / cerca de las raíces dormidas”.
La reflexión y la conversación nos hacen dirigirnos hacia atrás, pero también hacia adelante de una forma más viva. El proceso es violento, imprime marcas en la piel del tiempo y la soledad: “Yo avanzo paso a paso en el escenario / del agobiante silencio de las casas / que el miedo ha hecho mudas”.
Sobrellevar el movimiento de los pasos, a veces sin saber a dónde se logrará llegar, es el desafío, el miedo, la grieta que se abre entre las paredes de la casa. Sin embargo, el recuerdo no es sino la semilla, una voz que calla pero señala el camino cuando se enfrenta. Esta poeta francocanadiense hace resonar cada puerta de la casa desde la melancolía, para capturar la belleza cotidiana y la fragilidad de la existencia humana.
THE PATH OF THE POEM
By Melissa Nungaray
In the opening and closing of days, things follow their inevitable course, but the pleasure of being alive, of being within what is not yet named, is found in poetry. Moments come to light and die instantaneously; almost everything is forgotten, but the sensations that ignite memory reinforce language, the precise word.
Huguette Bertrand is a poet, with more than 38 works of poetry, and a good choice for reading in 2024. Her lyrical style expresses a learning of the ephemeral; in each figure, she transcends spaces and makes a difference. When the reader dares to feel the images, they enter the world again and recognize themselves.
Bertrand, in her poem “Step by Step,” translated by the poet Mariela Cordero, brings us close to the fortuitous, as if a simple glance backward would leave us speechless and, at the same time, awaken us from the dream, from the burden of the years: “I advance in the landscape terrified / by the lying trees / near the sleeping roots.”
Reflection and conversation make us turn backward, but also forward in a more vivid way. The process is violent, it leaves marks on the skin of time and loneliness: “I advance step by step on the stage / of the oppressive silence of the houses / that fear has made mute.”
Coping with the movement of steps, sometimes not knowing where one will reach, is the challenge, the fear, the crack that opens between the walls of the house. However, memory is nothing but the seed, a voice that falls silent but points the way when confronted. This Franco-Canadian poet makes every door of the house resonate with melancholy, to capture the everyday beauty and fragility of human existence.